Duele tanto la soledad...
duele tanto...
que hay que experimentarla
en las entrañas
para poder comprobar
a qué sabe la amargura.
Maldita espiral
de acontecimientos
casuales
que nos va recluyendo
en la más triste
y destructiva oscuridad.
Malditas sean
y mil veces malditas
aquellas circunstancias
que nos condena
al abandono,
nos separan de aquellos
a los que creíamos
incondicionales,
y que no son más que
la falsedad disfrazada.
(Rosa Estorach)