mis intentos por salir eran en
vano,
el peso que soportaba era demasiado
grande.
Me sentía atrapada de tal manera…
que el dolor, por momentos, me hacía gritar.
Quise pedir ayuda,
necesitaba que alguien me
extendiese su mano
para sacarme de mi cautiverio,
pero… la vergüenza me embargaba,
no quería que nadie me viera en ese
estado,
para mí, era tan humillante... que preferí…
seguir intentando salir por mis
propios medios…
de aquel calvario, la lucha fue
titánica pero al fin…
pude conseguirlo, cielos! lo había
conseguido sola y…
allí estaba yo, desprovista de
aquel putrefacto mundo
que me había tenido atrapada y del
que salí victoriosa,
más… con una ley bien aprendida:
Jamás volveré a meterme en un estercolero!!
MORALEJA: De todo se sale poniéndole
voluntad.
(Rosa Estorach 24/07/2017)